¿Ya te rendiste antes de hablar?
¿Con qué mentalidad estás abordando tus oportunidades de venta?
Así, en frío. Como una colleja suave con cariño, pero colleja.
Algo que pasa mucho en los negocios:
Llega una consulta. Un lead.
Te preguntan por fechas, por precios, por si el catering incluye opción vegana para el primo ese que ahora es yogui…
Y tú, en lugar de pensar “vamos a por ello”, lo que haces es lo contrario.
Empieza el monólogo mental:
—“Uf, seguro que solo quieren comparar precios.”
—“Esto no sale ni de broma.”
—“Si no han dicho ya que sí, es que no.”
—“Seguro que ya han hablado con otros 15 antes.”
¿Te suena?
Con ese espíritu tan animado… ¿cómo no vas a cerrar montones de ventas?
No cierras.
Si tú ya llegas con la idea de que te van a decir que no, se nota.
En el tono, en las palabras, en la actitud.
Entonces el posible cliente, que quizá sí quería contratarte, piensa:
“Uy, qué energía más meh… vamos a seguir mirando”.
Vender no va solo de técnica. Va de mentalidad.
No te estoy vendiendo la “ley de la atracción” en taza de Mr. Wonderful.
Dios me libre. God save me.
Te estoy hablando de estrategia: cuando tú asumes que cada conversación es una oportunidad real (aunque luego no lo sea), tu forma de comunicar cambia por completo.
Por eso, si estás en turismo, bodas o eventos y sientes que tus leads no se convierten…
Quizá no sea el mercado.
Quizá seas tú.
O mejor dicho, tu enfoque.
En mi consultoría trabajamos justo eso.
Cómo pensar, hablar y moverte como un negocio que sabe a quién sirve, cómo lo hace y por qué merece cobrar lo que cobra.
Sin derrotismo. Sin “a ver si hay suerte”.
Estrategia, enfoque y una mentalidad que atrae, no que espanta.
No todos los objetivos están hechos para alcanzarlos al primer intento.
Pero si ni siquiera apuntas… seguro que no das ni uno.
«El objetivo no está siempre destinado a ser alcanzado, a menudo sirve simplemente como una meta a la cual apuntar.»
Bruce Lee.
Japi dei.