Y cómo aprovecharlo a tu favor
En 1975, un psicólogo con bastante mala leche —y mucha curiosidad— hizo un experimento en la playa.
Quería saber cómo reacciona la gente cuando presencia un robo.
Pero no lo hizo con encuestas, ni con test.
Lo hizo con un robo… simulado, claro.
Uno de sus colegas llegaba a la playa como cualquier persona.
Ponía su toalla, dejaba la mochila y se iba a bañar.
Al rato, aparecía el segundo colega: el ladrón.
Cogía la mochila y se iba andando tan tranquilo.
Y ahora viene la parte interesante.
¿Sabes qué hacía la mayoría de gente que estaba al lado?
Nada.
El 80% veía el robo… y se quedaba en su toalla.
Quietos. Silencio.
Como si no fuera con ellos.
Pero luego repitieron el experimento con un pequeño cambio.
Esta vez, antes de irse al agua, el colega playero le decía al vecino de toalla:
—Oye, ¿puedes vigilarme la mochila?
Y ahora sí, cuando llegaba el ladrón y cogía la mochila…
¡El 95% se levantaba a perseguirlo!
¿Qué cambió?
Un detalle psicológico brutal: la regla de consistencia.
Cuando alguien se compromete con algo, su cerebro necesita actuar en coherencia con eso que ha dicho.
De lo contrario, se siente mal. Se siente falso. Se siente… roto.
Y esa regla no solo aplica hacia fuera. También funciona hacia dentro.
Cuanto más coherente eres con lo que haces, más confianza generas.
Más autoridad proyectas.
Más creíble resultas.
Pero si un día dices una cosa y al siguiente haces la contraria… estás fuera.
Y esto vale para tu vida.
Para tus relaciones.
Y especialmente, para tu negocio.
Tus clientes te observan más de lo que crees.
Y si no te ven coherente… no vuelven.
Por eso, si quieres que tu espacio de eventos funcione como sueñas, empieza por ahí:
Deja de decir que quieres más facturación si luego no haces nada distinto.
Deja de hablar de calidad si después vendes por precio.
Deja de quejarte de los clientes si luego te callas cuando regatean.
Porque si tú no confías en tu propuesta, nadie más lo hará.
La coherencia no se anuncia.
Se demuestra.
Y la buena noticia es que el 90% de la competencia está en modo “decir sin hacer”.
Así que si tú lo haces al revés, ya estás por delante.
¿Sabes cómo se entrena esa coherencia?
Actuando.
Tomando decisiones reales.
Asumiendo el control del negocio como lo que es: tu responsabilidad.
Si crees que tu espacio merece algo más que likes y nerviosismo cada final de mes, entonces aquí tienes el primer paso.
Soy José Levy y llevo desde 2003 trabajando con fincas de bodas y eventos.
Japi dei.