PARA

Sí, tú.

Para.

Ya.

Para el carro, campeón.

Te has levantado esta mañana pensando “hoy sí que sí” y terminas el día “hoy tampoco”

Para el carro, campeón.

Tener un negocio puede ser una montaña rusa…
…hay días que parecen una lavadora en modo centrifugado, con piedras dentro/ rocks insaid.

Quieres mejorar tu negocio, tener claridad, priorizar tareas y mil cosas más.

Tú ya conoces tu lista de objetivos diarios, semanales, mensuales, …doce mensuales…

No diré “anuales” porque ya suena que por poco (la “u”) te la meten.

Entre el Excel abierto desde hace dos semanas, los leads que no responden y ese post-it pegado en el ordenador que dice “urgente”…

La realidad es que te esfuerzas.

Y?

Y?

A veces, el resultado es muy inferior al desgaste soportado.

Lo más seguro es que no te des cuenta. Te has acostumbrado a que sea así.

Eso agota.

Y lo peor… es eso, que no te das cuenta.

PARA

Desde fuera todo parece normal. Desde dentro no lo es.

Y por eso en cuanto hay algo repentino que no te esperabas, te hace más daño que si tuvieras la cabeza centrada.

Aquí es donde muchos tiran la toalla…
Tú no.

Tú no eres de los que se bajan del barco en plena tormenta.

Eres de los que aprietan los dientes, se ajustan el cinturón (aunque sea del chándal) y siguen.

Si hoy no puedes correr, caminas.
Si caminar se te hace cuesta arriba, gateas/ cating

No te paras.

Es cierto que esos días que parecen una mierda son exactamente los que construyen tu carácter.

Aún así…

PARA

Cuando llegue ese momento (porque va a llegar), mirarás atrás y te darás cuenta de que este caos también formaba parte del plan.

Para.
Recalcula.

Y para el carro, campeón… solo un momento, lo justo para agarrar más impulso.

Y Sigue

Como decía el bueno de Kerouac: “Enamórate de tu existencia.”

Japi dei, my friend.

José Levy

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