¿Qué imagen te viene a la cabeza cuando piensas en ser millonario?
Un yate en Ibiza.
Un descapotable por Mónaco.
Un Rolex con más oro que una cofradía.
Vale, muy bien.
Ahora respira hondo.
Piensa otra vez.
Pero de verdad.
De verdad de la verdadera.
…
¿Ya?
Ser millonario, millonario de verdad, muchas veces no tiene nada que ver con eso.
Ser millonario es poder ir al gimnasio a media mañana sin mirar el reloj como si te persiguiera Hacienda.
Aclaración: Hacienda te persigue
Es recoger a tus hijos del cole cada día, darles un beso y disfrutar un par de horas con ellos en vez de con TikTok.
Es comerte un menú con un amigo un martes, sin necesidad de mirar la cuenta ni pedir “el del día porque es más barato”.
Es tiempo.
Es libertad.
Es tranquilidad.
Eso no sale en Instagram. Pero es lo que de verdad vale millones. Trillones.
¿Y sabes qué es lo mejor?
Que no necesitas millones en la cuenta para conseguirlo.
Necesitas claridad en tu negocio.
Una comunicación que funcione.
Un sistema que te dé aire.
Clientes que no te expriman como lima de mojito (¿cuántos tomaste este verano?)
Eso, y muchas otras cosas, lo trabajamos en nuestra consultoría.
Soy José Levy. Desde 1992 en Turismo y desde 2003 ayudando a negocios de turismo, bodas y eventos a acercarse un poco más a esa “millonariedad” real, la que no depende del dólar sino del tiempo de calidad. Lo que de verdad importa.
Porque si no te entienden, ¿cómo vas a vender?
Y ahora dime:
¿Tú a qué tipo de millonario estás jugando…
al de Instagram o al de verdad?
Japi dei