¿Y si el deseo fuera justo lo que te aleja de conseguir lo que deseas?
Sí, lo sé. Parece una fumada de manual.
Espera.
Queremos cosas con todas nuestras ganas:
más clientes
más ingresos
más libertad
más vida.
Sin darnos cuenta, ese querer constante es precisamente la señal más clara de que no lo tenemos.
Si ya lo tuvieras… ¿para qué lo ibas a querer?
Es como el típico que dice: “Este año sí que me apunto al gimnasio” con la boca llena de roscón en marzo. Yo lo he hecho. He sido un pecadorrr de la pradera.
No, amigo.
Si ya lo tuvieras integrado, ni lo anunciarías.
La clave no es el deseo, es la emoción.
No se trata de repetir “yo soy exitoso” frente al espejo como un motivado con ojeras, sino de sentirlo.
De vivirlo como si ya estuviera ocurriendo.
¿Sabes qué pasa cuando logras eso?
Que el cuerpo se activa.
Tu mente deja de arrastrarte en piloto automático y empieza a buscar caminos para que eso que sentiste… se haga realidad.
Es alucinante, recuperando la idea de la fumada, lo que el inconsciente activa y consigue.
Muchas veces resulta peor crear presiones artificiales y ansiedades que pueden llevarte a parecer un soltero desesperado por mojar/ tu wet en la primera cita.
Esto, y muchas otras cosas igual de útiles aunque suenen raras al principio, las trabajamos en nuestra consultoría.
Soy José Levy. Desde 1992 en Turismo y desde 2003 ayudando a negocios de turismo, bodas y eventos a dejar de desear ventas y empezar a generarlas. Con método, con estrategia… y sin fumar.
Porque si no te entienden, ¿cómo vas a vender?
Y ahora dime:
¿Estás deseando que tu negocio funcione…
o ya estás actuando como si lo hiciera?
Japi dei