Este vídeo lo he visto varias veces.

Y las que me quedan.

Sí, de bueno, tonto.

Qué gran frase.

Una de las más acertadas que he escuchado en mi vida.

Al menos en la mía, claro.

Y quizá también en la tuya, si te paras a pensar un segundo.

Te voy a contar una historia.

No es mía.

La leí.

La recordé.

 

Quizás tu también la recordarás.

Es la historia de una niña.

Una cría.

Con 9 meses le metieron una operación que la dejó con una bolsa pegada al cuerpo de por vida.

Imagínate eso.

Imagínate ser padre y ver a tu hija gatear esquivando una bolsa conectada a su estómago.

Porque su estómago no funcionaba.

Estaba paralizado.

Con 10 años le dijeron que ya no podría volver a comer.

Nada.

Cero.

Nunca más.

Adiós a la comida por la boca.

Algo ganó a cambio: bullying, limitaciones, humillaciones, vómitos, dolor.

Más dolor.

 

Pero su familia no se rindió.

Se aferraron a la música.

Porque cuando no te queda nada, te agarras a lo que sea.

A una nota, a una melodía, a una letra que diga lo que tú ya no puedes.

Con 13 años, esta niña se presentó a un concurso de talentos en Holanda.

Y lo reventó.

Tres años después, uno de los directores de orquesta más importantes del mundo se la llevó de gira.

Y allí volvió a reventarlo.

Miles de personas la escucharon.

Miles de personas se emocionaron.

Se llama Emma Kok.

 

Tiene millones de seguidores, giras internacionales y recauda dinero para ayudar a personas que tienen la misma enfermedad que ella: gastroparesia.

Vuelvo a la frase: de bueno, tonto.

Yo me he contado mil excusas.

Me he dicho que pobrecito.

Que no pasa nada.

Que tampoco estoy tan mal.

Que hay que tener paciencia.

 

Durante años me autoengañé con frases como esas.

Y lo peor de todo: se las repetí también a otros.

—No te exijas tanto.
—No seas tan duro contigo.
—Ya llegará.

No, así no se llega.

Así te pudres por dentro.

El día que dejé de hacer eso, el día que me dije las cosas como son, ese día empecé a cambiar.

Y sí, historias como la de Emma te ponen frente al espejo.

Te hacen ver que tú, con tus dos brazos, tus dos piernas y tu cabeza, estás dejando escapar la vida.

Porque tienes miedo.

Porque te tratas con una compasión que no necesitas, sino que te está matando en silencio.

Emma canta. ¿Qué haces tú?

 

Ese fue el día que decidí dejar de ser una versión mediocre de mí mismo.

Y no te voy a mentir: me está costando.

Pero sigo.

Cada día.

 

Ojalá tú también decidas empezar hoy.

Ojalá dejes de tratarte tan bien.

Quizás eso de tratarse tan bien, tantas veces, es lo que te impide ser quien podrías llegar a ser.

Y no, no eres tonto.

Pero si sigues actuando como uno, acabarás creyéndotelo.

Puedes empezar a cambiar tu comunicación hoy y te verán diferente.

Te sentirás diferente.

 

Aquí va el vídeo: https://youtu.be/KdIhq1tb8Co?si=FPneZ1OW5Tii–bN

Japi dei.