Cuando tu entorno habla otro idioma… cambia de ubicación

Te voy a confesar algo.

Durante años, yo también caí en la trampa de las conversaciones inútiles.


Reuniones donde todo el mundo opinaba… pero nadie facturaba.

Charlas de café con más quejas que propuestas.

Y círculos donde el mayor logro del día era debatir si el catering “gustó o no gustó”.

Hasta que un día dije basta.

Porque si algo he aprendido desde que empecé en Turismo en 1992 y con bodas y eventos en 2003, es esto:

Tus conversaciones marcan tu negocio.

No se trata de ser borde, se trata de ser selectivo.

Cada vez que entras en un grupo donde se habla más de problemas que de soluciones, estás empobreciendo tu mentalidad.


Y no, no es una frase bonita. Es real.

Si tu entorno se queja, tú acabas viendo el vaso medio roto.

Si tu entorno habla de ideas, estrategias, crecimiento…

Entonces tu negocio empieza a respirar diferente.

Por eso, en las consultorías que hacemos, uno de los primeros cambios es este:

Cambiar lo que se habla, con quién se habla y para qué se habla.

Porque si no te entienden… ¿cómo vas a vender?

Así que dime:

¿Qué tipo de conversaciones rodean hoy tu negocio?

¿Es para mejorar… o para rellenar?

Japi dei.