Conquista tu equipo (sin subir montañas)

 

Sir Edmund Hillary, el primer tipo en plantarse en la cima del Everest, dijo una frase que parece escrita para jefes con ganas de mejorar el ambiente laboral:

“No es la montaña lo que debemos conquistar, sino a nosotros mismos.”

Y ojo, que razón no le falta.

Pero en vez de arrastrar a todo tu equipo hasta el Himalaya con crampones y mochilas, ¿qué tal si pruebas algo igual de efectivo y bastante más divertido?

Te hablamos de hacer el cabra como niños, en bañador, con los pies en la arena o el césped, y el cerebro desconectando del Excel por un rato.

Porque pasa algo curioso cuando juntas a adultos responsables (o casi) y les propones jugar por equipos en un entorno natural:

– Se olvidan del cargo que pone en su firma del mail corporativo.
– Se ríen honestamente.
– Se escuchan realmente.
– Y, sin darse cuenta, empiezan a funcionar como un equipo, verdaderamente.

Y ese, amigo/a, es el Everest que sí te conviene escalar.

¿Dónde ocurre esta magia?

– En la playa de Castelldefels, con agua, arena, y un sol que desprograma cualquier estrés.
– En masías con encanto cerca de Barcelona, rodeadas de verde, con piscina y espacio para correr, saltar, y si hace falta… bailar.

¿Qué hacemos?

– Paddle surf, kayak, gymkanas y desafíos absurdamente efectivos
– Juegos por equipos que mezclan lo físico, lo mental y lo ridículamente divertido
– Todo con logística completa: vestuarios, duchas, taquillas, bebidas, DJ, catering y cero preocupaciones

¿Y esto para quién es?

Para empresas que entienden que el talento solo rinde si está conectado.

Para agencias que quieren ofrecer actividades divertidas a sus clientes.

Y para cualquier equipo que necesite un reset con buen rollo y cero apps.

No se trata de hacer cosas “por hacer”.

Se trata de crear momentos que cambien la dinámica, que saquen sonrisas, que refuercen vínculos…

Jugando como niños, sí. Pero con resultados muy medibles.

Porque al final, la montaña que más cuesta escalar no es la de afuera.

Es la que llevamos dentro.

Y para conquistarla, a veces solo hace falta mojarse, reír, y atreverse a jugar.

Como dijo Sir Edmund Hillary:

“No es la montaña lo que debemos conquistar sino a nosotros mismos.”

¿Nos ponemos con eso?

Japi dei.

José E. Levy